Páginas

31 de octubre de 2020

Entrevista a Bruno M. Pita

 

Bruno Martínez Pita es de origen gallego, nacido en A Coruña, y lleva tres años en Valencia. Es miembro de la Xarxa desde 2018 (v. su ficha en nuestro buscador)

Bruno cursó sus estudios de Traducción en la universidad de East Anglia (Inglaterra) y se formó como intérprete de conferencias en la Universidad de Galway (Irlanda). Entre 2005 y 2017 vivió en Estados Unidos, España, Francia, Inglaterra e Irlanda, por lo que conoce bien estos países y sus costumbres. Lo cual, a su vez, es muy interesante en determinadas áreas de la traducción e interpretación, como puede ser la localización de textos y páginas web y la propia interpretación.

Sus idiomas: Español, Catalán/valenciano, Gallego, Inglés, Francés


MV: Al haber recibido una formación específica, imagino que ofreces servicios diversos, tantos de interpretación como de traducción. ¿Qué servicios destacarías?

BP: La clave siempre es escuchar las necesidades del cliente y saber adaptarse a él. Para mí, la personalización es el primer pilar y me gusta que mis clientes reciban un servicio integral que cubra todas sus necesidades, tanto lingüísticas como técnicas e informáticas. Para ello, cuantas más herramientas tenga, mejor. Por eso ofrezco también junto a los servicios de interpretación (traducción oral, comúnmente llamada traducción simultánea) presencial y online, y de traducción escrita, otros servicios como subtitulación, transcripción de vídeos y audios, corrección de textos y localización de páginas web y videojuegos.

En cuanto a temática, estoy especializado en tecnología, informática, localización y videojuegos –por afinidad– y en arquitectura, diseño, marketing y agricultura, desarrollo sostenible y seguridad alimentaria –por experiencia profesional–.

Las lenguas con las que trabajo son el español, el gallego, el inglés, el francés y el valenciano/catalán. Como bien apuntas en la presentación, el haber vivido en todos los países y regiones originarios de estas lenguas me ayuda a tener una perspectiva «de allí». Por eso no me limito a interpretar y traducir literalmente, sino que capto bien el sentido de lo que se quiere decir y lo adapto para que sea natural para el público. Así se consigue el mismo efecto que el mensaje original.

MV: ¿Para qué clase de clientes puede ser más interesante tu oferta de traducciones al gallego, o del gallego? ¿Recuerdas algún encargo del gallego, o al gallego, que nunca te hubieras imaginado?

BP: Las ofertas relacionadas con el gallego suelen interesar a aquellos clientes o agencias que son de fuera de Galicia y me tienen más a mano a mí. Cuando surge un trabajo en gallego, lo habitual es que tengan pocos contactos que trabajen con este idioma y, aún menos, que se encuentren cerca. Así, si resulta que un cliente potencial viene a Valencia, pues aquí estoy yo. Al principio no me hubiera imaginado tener encargos con el gallego fuera de Galicia, pero he tenido varios.

MV: Me comentabas que has acabado especializándote en arquitectura y diseño. Imagino que, como nos ha pasado a muchos traductores, ha sido por una serie de casualidades. En mi caso la especialización en jurídico y económico/financiera fue porque estuve trabajando como secretaria en la asesoría jurídico-financiera durante tres años, y traduciendo textos de y para los dueños extranjeros. Y ahora mis dos o tres clientes fijos son abogados, no por casualidad. ¿Cómo ha sido en tu caso?

BP: Yo al principio me imaginaba interpretando en eventos sobre tecnología, videojuegos o deportes y traduciendo ese tipo de temática, que coincide con mis aficiones. Creía que los encargos me vendrían por esa rama. Pero luego puede coincidir que las necesidades del mercado sean otras. Ese fue mi caso y acabé sumergiéndome en la agricultura, el desarrollo sostenible y la seguridad alimentaria y, sobre todo, en la arquitectura y el diseño. Al final, un trabajo te lleva a otro por la confianza de tus clientes y por el boca a boca y te acabas especializando —y cogiendo interés— en sectores que no te esperabas. A mí me ha pasado con la arquitectura y el diseño y cojo cada proyecto con mucho entusiasmo. De hecho, terminas entablando amistad con algunos de mis clientes y eso también te abre muchas puertas y te motiva incluso más.

MV: Como no llevas lustros o décadas en la profesión, puede que no hayas conocido los años más salvajes del boom inmobiliario y la crisis que siguió, pero sí te ha pillado, como a todos nosotros, el coronavirus, es decir la covid-19. Ofreciendo tanto servicios de traducción como de interpretación, ¿dónde piensas que se ha notado más? No me refiero tanto a nivel personal, sino en el mercado de la traducción e interpretación en general. ¿Y por qué? ¿Era lógico, o lo ves un tanto irracional?

BP: Conocí los efectos de la burbuja inmobiliaria de primera mano en la tienda de regalos que tenían mis padres. Como siempre, el pequeño comercio es el que más se resiente. Lo que ha pasado con la interpretación y la traducción ha sido una consecuencia lógica de los efectos del coronavirus: el cliente deja de generar producto porque se queda sin recursos y no puede permitirse los servicios de un intérprete o traductor que, pese a ser esenciales, muchas empresas aún no los consideran como tales. Nuestro trabajo depende totalmente de que al cliente le vaya bien. Su éxito es nuestro éxito y ahora son momentos difíciles en todos los sectores.

Creo que sería importante que, desde asociaciones de intérpretes y traductores, se invirtiera en campañas de sensibilización para que las empresas vean lo importante que es tener un buen servicio de traducción e interpretación y los beneficios que les puede reportar. Es fundamental para expandir el negocio a países con distintas lenguas y el hecho de contar con estos profesionales da la seguridad de que el servicio recibido será óptimo. No es lo mismo contar con un intérprete profesional que depender del nivel de idiomas de tus trabajadores. De la misma manera, una página web bien traducida y localizada (adaptada a la zona) da confianza a los clientes potenciales a la hora de contratar un servicio.

MV: He visto que ofreces servicios de interpretación simultánea, y no sólo en cabina, sino que también dispones de un equipo portátil que te permite ofrecer servicios de interpretación simultánea en entornos diversos. Me has comentado que incluso para visitar una fábrica, visitas turísticas, etc. Las cabinas las conocemos de las películas, pero ¿cómo funciona la interpretación simultánea con tu equipo portátil? ¿Cuáles son los requisitos técnicos: conexiones eléctricas, wifi potente, etc.? ¿Qué es lo que aportas tú, con tu equipo portátil, y qué tiene que aportar el cliente?

BP: El uso de los equipos portátiles (también llamados bidule o infoport) se ha extendido mucho últimamente porque permite adaptarse a miles de situaciones, siempre que no se trate de grandes eventos, para los que habría que alquilar un equipo de interpretación más potente y, posiblemente, una cabina.

La primera ventaja que ofrecen los dispositivos portátiles es que el cliente no tiene que aportar ni preparar nada; el equipo ya lo llevo yo de casa. La segunda es que se puede realizar una traducción simultánea en cualquier lugar. Y la tercera es que son útiles para eventos de todo tipo, tanto presenciales como en streaming. Yo los utilizo con mucho éxito en conferencias, presentaciones, coloquios, talleres y en todo tipo de visitas: de obra, a fábricas, a exposiciones y showrooms y en viajes arquitectónicos, culturales... Sirven para cualquier situación que uno se pueda imaginar. El cliente se lleva la interpretación consigo. ¿Y cómo funciona? Pues por medio de unos receptores y transmisores con baterías recargables, como si fueran walkie-talkies, pero con micrófonos de presentador. Los asistentes reciben la traducción directamente en sus receptores, que están conectados a unos auriculares.

Los aparatos en sí son fáciles de usar, pero es cierto que hace falta un intérprete con buena visión técnica e informática para darles la configuración óptima para cada situación, y que también sea capaz de solucionar con rapidez cualquier imprevisto. Creo que un buen intérprete hoy en día debe ser también un buen informático, y yo dedico mucho tiempo a estas cuestiones para ir siempre un paso por delante.

MV: Me has comentado también la interpretación simultánea vía web, en streaming. ¿Puedes describirnos cómo funciona, y cuáles son los requisitos técnicos? Imagino que los requisitos por parte del cliente serán bastante más que disponer de una conexión de Internet. De hecho, hace una semana me citaron para un servicio de interpretación en juicio, con el demandado y una testigo en Suiza. Ya habían venido en julio, el juicio se suspendió a mitad vista, y para no volver a hacerles venir, la jueza decidió que declararan por internet. A la hora de la verdad, el audio no funcionaba. Y no tuve que intervenir, gracias a que los abogados llegaron a un acuerdo in extremis. Pero nadie me dio ningún tipo de instrucciones o explicaciones previas de cómo se suponía que tenía que ir traduciendo lo que se dijera. Me pareció todo bastante chapucero, la verdad, más conociendo cómo son las salas y los micros. Y esa sala, en la que entré y volví a salir, era igual que todas.

¿Qué le recomendarías o pedirías a un cliente que pretendiera organizar un evento con traducción simultánea en streaming? Imagino que, en caso de grabarlo, habría que editarlo ¿no?

BP: En época de pandemia ha habido que reinventarse. Yo ya había hecho interpretación remota —u online— anteriormente, pero la Covid-19 hizo necesario ir más allá. Y en este aspecto mi pasión y experiencia con la tecnología y la informática me han ayudado mucho, tanto para encontrar el mejor método y equipo para cada proyecto, como para aconsejar al cliente sobre qué material habría que utilizar.

Entrando en materia, tendríamos dos opciones para una realizar una interpretación online. La primera sería realizar un evento o webinario completamente en remoto, cada uno desde su despacho o su casa. Y la segunda, hacerla semipresencial; es decir, se hace el evento en persona y se retransmite al mismo tiempo en la web para que se pueda seguir en directo desde otro lugar. Así, solo hace falta conectarse desde un ordenador, una tableta o un móvil para seguir el evento y escuchar la interpretación.

Pero, como muy bien apuntas, el quid está en los recursos tecnológicos de los que disponen las personas que intervienen. Me refiero tanto a los ponentes como a la audiencia cuando pregunta. Para que el intérprete pueda hacer bien su trabajo, el sonido tiene que ser perfecto, ya que una palabra perdida puede suponer perder una idea clave. Por tanto, hay unas condiciones mínimas que cumplir, y que dependen del cliente: 1) una conexión por cable ethernet para evitar cortes; 2) un buen micrófono o cascos con micro; 3) hablar por turnos y respetarlos muy bien; 4) un moderador que organice y dirija el evento y delimite los turnos de palabra, sobre todo cuando hay que interpretar a diversos participantes, tanto ponentes como público que interviene. Esto parece sencillo, pero en muchas ocasiones no se tiene en cuenta y luego, sorpresa, la cosa no sale bien y ya es demasiado tarde para ponerle remedio.

Creo que cuando se nos demanda este servicio tenemos que dejar claro al cliente que una interpretación online no es como hablar con nuestros amigos por Skype. La conexión debe hacerse en un entorno silencioso y con un buen micro, no el del portátil. Por tanto, cuando el cliente contacta, primero se le pregunta sobre el contexto para detectar las necesidades, luego se le recomienda la mejor opción y qué material utilizar y, por último y lo más importante de todo, se realizan pruebas los días previos al evento. Si se siguen estos pasos, casi seguro que todo saldrá bien y se evitarán situaciones como la que comentas.

Luego, en caso de eventos complejos, se requerirá de la ayuda uno o varios técnicos para preparar todo bien y solventar los problemas que surjan.

En cuanto a la grabación, yo soy bastante reacio en general. No se la recomendaría a un cliente salvo si es para uso interno. Hay que tener en cuenta que se trata de una traducción sobre la marcha y, por tanto, no es ni mucho menos perfecta, por lo que podría dañar la imagen del cliente y la del intérprete. Si el objetivo es colgar el vídeo en la red o difundirlo, yo recomiendo y ofrezco hacer una grabación preparada o subtitular el audio original.

MV: Cuando tienes un cliente nuevo para un servicio de interpretación, ¿piensas que tiene ya una idea clara del valor de tus servicios y del precio que tienen? ¿O si no lo tienen, al menos una idea aproximada? En el mercado de la traducción audiovisual está claro que los clientes no lo tienen, y por eso los precios están como están, de hecho apenas hay profesionales que puedan vivir sólo de eso, si es que hay alguno. A veces me parece que en el mercado de la traducción los clientes no se dan cuenta de que si no están dispuestos a pagar un precio razonable, al final no quedarán en este país profesionales …. Y tendrán que recurrir a personas de otros países, lo cual significa o bien explotación o bien calidad ínfima. O incluso ambas cosas.

BP: La interpretación es una gran desconocida. Primeramente, se suele desconocer su nombre y se la llama comúnmente «traducción simultánea», a pesar de que la simultánea es simplemente un tipo de traducción oral. En segundo lugar, fuera de grandes eventos, muchos clientes desconocen que existe este servicio profesional, que les solucionaría muchos de sus problemas y les podría abrir mercado. En tercer lugar, al desconocer el servicio, se desconoce también su precio y su valor.

Sabemos, por ejemplo, cuánto cuesta un iPhone con respecto a otros móviles, el valor que le damos y si estamos dispuestos a gastarnos ese dinero en él u optamos por otro más barato que nos haga el apaño. Con la interpretación no hay un servicio óptimo y otro aceptable: hay un éxito o un fracaso de nuestra empresa.

Creo que un cliente debería desconfiar de la calidad del trabajo de un intérprete que ofrezca el mismo servicio que otros por un precio mucho menor. Lo que hay que plantearse es: ¿estoy dispuesto a arriesgar la reputación de mi negocio por ahorrarme ese dinero? y ¿cuánto podría ganar mi empresa si sale bien? Como en cualquier otra situación, hay que tener en cuenta la imagen que damos y también el retorno sobre la inversión; invertir para generar.

Finalmente, también se desconoce el trabajo que hay detrás de cada interpretación. El intérprete no es solo alguien que sabe el idioma que necesitas para una reunión y repite literalmente lo que se dice. Hace falta estar formado en interpretación y ser un buen comunicador y mediador entre el ponente y la audiencia para transmitir el mensaje y mantener el efecto y el sentido que el orador quiere dar. Para que esto sea posible, el cliente debe tener claro que el intérprete necesita una gran preparación previa al evento, y se le debe facilitar materiales y documentos para que pueda prepararse bien, especialmente cuando hay un vocabulario muy específico, muchos nombres propios y muchas fechas y números. Este trabajo previo es, en muchas ocasiones, mayor que el de la propia interpretación.

Además, la interpretación es un oficio y, como tal, se perfecciona con práctica constante en casa, tanto del idioma como de la técnica. Y es que no hay dos interpretaciones iguales, aunque versen sobre lo mismo. Cuando hablamos improvisamos y no siempre nos dirigimos a las mismas personas. Todas estas cuestiones que hay detrás de cada interpretación suelen pasar desapercibidas para el cliente y hay que explicarlas para que se pueda entender y valorar lo que realmente es la interpretación, y por qué tiene el precio que tiene.

MV: Pienso que con esta entrevista hemos ofrecido información interesante tanto para posibles clientes como para nuestros colegas de la Xarxa. Y enlazando con ello, y para acabar, ¿cómo llegaste a la Xarxa? Lo cierto es que los miembros de la Xarxa, especialmente los más veteranos, y yo apenas llego a rozar ese nivel, estamos muy orgullosos de la Xarxa, y valoramos mucho pertenecer a ella, en especial por su foro. Ahora con la pandemia hemos tenido que renunciar a las cervecitas o comidas o cenas trimestrales, pero aun así se han organizado ya algunos encuentros virtuales, abiertos a todos los miembros, para sustituirlas. Y parece que tendremos que seguir con ellos. Yo asistí a uno de ellos, y espero asistir al próximo. Afortunadamente tenemos a gente en la Junta que nos cuida mucho, incluso también a esos niveles. ¿Has participado en alguno?

BP: Yo conocí La Xarxa gracias a un compañero. Quedé con él al poco de llegar a Valencia y me recomendó que me uniese. No solo para meterme en el mundillo, sino también por el ambiente que había. Y la verdad es que se trata de un grupo estupendo y siempre hay alguien dispuesto a darte apoyo y aconsejarte. Intento no perderme ninguno de los encuentros y los talleres que se organizan porque son muy útiles y siempre aprendo algo nuevo. Además, estar unidos entorno a una asociación es una garantía de calidad y de que nuestros intereses como intérpretes y traductores se respetan y se defienden.

MV: Gracias, Bruno, mucha suerte, y ¡hasta pronto!

BP: Muchas gracias a ti y mucho ánimo para todos.

 

Entrevista realizada por Marga Vidal